Dirección: Plaza de Fray Félix, s/n
Precio: martes, miércoles y jueves 2€; viernes, sábado y domingo entrada libre.
Lunes cerrado.
Martes a sábado de 09.30 a 12.30h y de 18.00 a 19.30h.
Festivos cerrado (sólo abren para la misa)
Misa diaria: 20.00h. Domingos y festivos: 11.00h
La Iglesia de Santa Cruz o Catedral Vieja es el templo con mayor historia en la ciudad que se encuentra al lado de la Catedral Nueva.
El rey Alfonso X de Castilla El Sabio, mandó construir una iglesia hacia el 1262–1263, sobre los restos de una mezquita árabe, con el fin de ser enterrado en ella.
La continua amenaza de piratas, que más de una vez se convirtió durante la Edad Media en trágicos asaltos e incendios, así como su excesiva proximidad al mar de vendaval, explican que no haya llegado hasta nuestros días casi nada de aquella construcción Alfonsina.
En el templo gótico y en la cubierta artesonada fueron realizadas algunas reformas en los siglos XV y XVI, hasta que en el año 1596 fue quemado por la escuadra anglo-holandesa comandada por el almirante Charles Howard y Robert Devereux, segundo conde de Essex, que atacó, invadió y saqueó Cádiz hasta que, incendiada, la abandonó, quedando este templo casi destruido. Únicamente se salvó el arco de ingreso y la bóveda de crucería de la capilla bautismal.
Tras la destrucción del templo anterior, se reedificó en el siglo XVII y así se conserva hasta ahora.
En 1597 se encargan las obras de reconstrucción al maestro mayor del obispado Ginés Martín de Aranda, finalmente la construcción fue un proyecto del ingeniero militar Cristóbal de Rojas que fue finalizado en 1602. El 15 de junio de 1602 La Iglesia de Santa Cruz fue consagrada y la abrieron al culto el 29 de mayo de 1603.
El exterior de La Catedral Vieja es de gran sencillez, reforzada esta sensación por haber sido despojada de la monumental portada lateral cuyos elementos se emplearon en la decoración de la Catedral Nueva. Los únicos elementos decorativos son tres escudos colocados sobre el dintel con los emblemas de los Reyes Católicos, el catedralicio y el del obispo García de Haro. La torre, que se encuentra separada de la iglesia y anexa al edificio de la Contaduría, tiene planta rectangular rematada con un capitel poligonal recubierto de cerámica vidriada.
En el interior de la iglesia son destacables los exornos e iconografía de la capilla de los genoveses, dispuestos sobre retablo de mármoles de colores fechado en 1671 y sobre los que destacan las figuras de San Lorenzo, San Jorge, San Bernardo y San Juan Bautista. Posee esta capilla un crucificado de madera muy notable fechado a principios del siglo XVII.
En las capillas siguientes cabe mencionar las imágenes de las cofradías del Cristo del Mayor Dolor y del Perdón, así como las de la Soledad y el Santo Entierro; todas ellas de gran tradición en la ciudad.
Es también destacable, ante uno de los vanos de acceso originales a la capilla del Sagrario, un retablo rococó de madera dorada presidido por la imagen de San Antonio de Padua, talla de madera policromada obra de Luisa Roldán, la Roldana, de finales del siglo XVII.
El Retablo del Altar Mayor es obra del ensamblador Alejandro Saavedra, de 1647, el más importante de los entalladores barrocos que trabajaron en esta ciudad, siendo las esculturas de Alonso Martínez.
La planta interior del edificio presenta un solo cuerpo dividido en cinco calles por pilastras y columnas acanaladas. La calle central se encuentra resaltada por columnas salomónicas y tiene forma de hemiciclo con doce hornacinas que albergan a los apóstoles
Dirección: Plaza de la Catedral, s/n, 11005 Cádiz
Precios
Tipo de entrada
– Individual – 6€
– Pensionistas y jubilados – 5€
– Grupos de adultos de +20 personas – 4€
– Grupos de estudiantes de +20 personas – 3€
– Estudiantes hasta 25 años – 4€
– Minusválidos hasta 60% – 4€
– Minusválidos con más del 60% – Gratis
– Niños menores de 12 años (acompañados por adulto) – Gratis
La entrada incluye: Visita de la Catedral, Cripta, Coro, Sacristía, Casa de Contaduría (Lugar donde se encuentran los tesoros de la Catedral), Torre del Reloj (Parte alta de la Catedral desde donde se puede contemplar la mejor panorámica de la ciudad de Cádiz), Audioguías en varios idiomas
Misa: domingos y festivos a las 12:00.
Se conoce como la Catedral de la Santa Cruz sobre el Mar o Santa Cruz sobre las Aguas. Sin embargo los gaditanos la llaman la Catedral Nueva para distinguirla de la antigua catedral, la Catedral Vieja, que hoy en día cumple las funciones de una iglesia parroquial.
La Catedral de Cádiz es la sede episcopal de la diócesis de Cádiz y Ceuta. Está situada en el centro histórico de Cádiz casi al borde del mar. Sus dos torres y su cúpula amarilla son visibles desde casi cualquier punto de la ciudad.
La Catedral Vieja fue construida por mandato de Alfonso X el Sabio en el siglo XIII y fue destruida en el ataque pirata inglés en el siglo XVI. Tras su reconstrucción y varias rehabilitaciones se decidió en el siglo XVIII construir una nueva catedral más grande y majestuosa en consonancia con la importancia que ostentaba Cádiz en aquel entonces.
Las obras de la Catedral comenzaron en 1722 según el proyecto del arquitecto Vicente Acero, el cual tras haber trabajado durante cinco años en la Catedral de Granada, deja ver en ésta la influencia de la anterior y la de Guadix. Vicente Acero dimite y en 1739 se hace cargo de las obras Gaspar Cayón, pasando en 1757 a su sobrino Torcuato Cayón. Tras la muerte de éste en 1783, le sucede Miguel Olivares hasta 1790, fecha en que las dirige Manuel Machuca. Finalmente desde 1832 hasta 1838, en que se dan por finalizadas las obras, las dirige Juan Daura.
En todo este tiempo han transcurrido 116 años, a través de los cuales se ve el cambio de estilo y los gustos de los distintos arquitectos. La catedral se comienza en estilo Barroco, como su planta de cruz latina, tres naves y girola en la cabecera y el interior hasta el friso rococó y es terminada en estilo neoclásico, en su fachada, torres, cúpulas y el segundo cuerpo del interior, así como la mayoría de los retablos y el altar mayor.
El templo tiene planta de cruz latina con tres naves, girola y capillas laterales. Las naves se separan mediante pilares de planta elíptica con columnas corintias de fuste estriado en los extremos. La fachada principal, enmarcada por dos grandes torres que aumentan su amplitud, se divide en tres calles. La calle central alberga la portada principal de mármol blanco.
Las torres, de planta octogonal, constan de tres cuerpos, el primero de ellos de estilo barroco y los otros dos realizados en estilo neoclásico. La cúpula, situada sobre el crucero, destaca por el color amarillo que le proporcionan los azulejos vidriados, levantándose sobre su base las esculturas de los cuatro evangelistas.
La cúpula por la que más se conoce la Catedral es la bella cúpula cubierta en su exterior de azulejos dorados que reflejan los rayos del sol dándole una enorme luminosidad los días soleados. Entre los materiales utilizados para su construcción destaca la piedra ostionera tan propia de Cádiz.
La Catedral de Cádiz tiene una espectacular cripta bajo el presbiterio que está bajo el nivel del mar. Su bóveda plana y el efecto sonoro de su interior le dan una atmósfera muy especial. Además en los días en el que el mar está revuelto pueden oírse las olas del mar cuando golpean en el malecón.
La Cripta se construyó entre 1732 y 1730 realizada en piedra ostionera. Contrasta el esplendor del mármol de la parte superior con la sobriedad de este recinto.
Con la realización de esta bóveda vaída, casi plana, el maestro Vicente Acero llevó a cabo sus conocimientos de arquitectura demostrando que, con los cálculos adecuados, el material podía resistir, dando cobijo de esta forma a uno de los espacios más emblemáticos de la Catedral de Cádiz.
Es un espacio circular dotado de magnífica sonoridad por su cercanía con el mar, al tocar sus muros se pueden sentir las olas del mar. En la capilla de los sepulcros de los Obispos, descansan los prelados que han muerto en Cádiz desde la consagración de la Catedral Nueva. Preside el recinto el Cristo de Aguiniga, traído de América a principios del siglo XVII.
En el otro extremo se conservan las reliquias incorruptas de la mártir romana Santa Victoria, cuyo rostro aparece cubierto por una mascarilla de cera.
Digna de reseña es la imagen de la Virgen del Rosario, en mármol italiano, obra de Alejandro Algardi.
En la cripta de la Catedral de Cádiz se encuentran sepultados dos hijos ilustres de esta ciudad: el compositor don Manuel de Falla (1876-1946) y el poeta y ensayista don José María Pemán (1898-1981).
Llama la atención el material con el que está realizada la tumba de Falla, piedra de Sierra Elvira, que evoca su cercanía con la ciudad de la Alhambra y la inscripción: Solo A Dios Honor y Gloria.
El sepulcro de Pemán, en mármol blanco, está protegido con balaustres de bronce que sostienen un Toisón de Oro.
Una visita a la Catedral de Cádiz no está completa sin subir a la Torre de Reloj, una de las dos torres gemelas de la catedral. Desde lo alto de esta torre, a 74 metros de altura, se tienen las mejores vistas panorámicas de la ciudad.
Destaca su estructura tan propia de la influencia neoclásica fruto de la época en la que fue levantada, coincidiendo con el período dorado de la historia gaditana y su resurgir urbano como consecuencia del monopolio del comercio con América, en el siglo XVIII; la torre ha sido testigo de primer orden del devenir histórico de la ciudad de Cádiz y es por ello protagonista, arte y parte, de mil y una anécdotas.
A mediados del XIX cuando se le añadió el reloj del cual toma nombre, un reloj realizado por el maestro José Miguel de Zugasti que, gracias a los esfuerzos del Cabildo y la inestimable colaboración de la Universidad de Cádiz ha sido recientemente restaurado, pudiendo ser vista por los visitantes la impresionante monumentalidad de uno de los relojes más antiguos de España, apreciando la minuciosidad de su mecánica a la que le ha sido devuelta su apariencia original, respetando al máximo las piezas originales.
En el interior se abren un total de 16 capillas, entre las que destacan la de San Sebastián, el altar está presidido por un cuadro que representa el martirio del Santo, obra del genovés Andrea Ansaldi, pintado en 1621, ante él una imagen del Ecce Homo, obra de la insigne imaginera Luisa Roldán fechada en 1684; la de San Servando y San Germán, que cuenta con tallas barrocas de los titulares obra de Luisa Roldán, la Roldana, fechadas en 1687; la capilla de Santa Teresa que expone la custodia procesional del Corpus Christi, realizada en plata entre 1649 y 1664 sobre diseño de Alejandro Saavedra y la Capilla Mayor, que presenta un templete neoclásico de planta circular realizado en mármoles de colores y bronce dorado, siguiendo el diseño de 1790 de Manuel Machuca.
Dirección: Plaza San Juan de Dios, nº 1
Horario de verano: 20:30. Horario de invierno: 19:30.
Horarios de Misa: laborables: 10:30, festivos: 10:30.
http://www.obispadocadizyceuta.es/
La Iglesia de San Juan de Dios se encuentra adscrita al Hospital del mismo nombre, y situada en el corazón del casco antiguo de la ciudad, en su primitivo Barrio del Pópulo. El templo se sitúa en esquina y presenta la fachada a la plaza de San Juan de Dios, juntado al edificio del Ayuntamiento.
El hospital, donde se encuentra la iglesia, hoy está muy reformado, y se desarrolla alrededor de un patio.
El exterior está sustancialmente reformado a comienzos del siglo XIX. En él la fachada cuenta con una portada neoclásica del arquitecto portuense Torcuato Benjumeda, y destaca una torre decorada con columnas de estilo jónico con guirnaldas y rematada con un capitel de perfil bulboso, que pertenece al arquitecto local Torcuato Cayón de la Vega, del año 1768.
El edificio representa un ejemplo poco habitual de iglesia con planta de cruz griega que se inscribe en un cuadrado, cúpula en el crucero y bóvedas de arista en los cuatro brazos.
El retablo mayor es de estilo barroco, fechado en 1688, y está realizado en madera dorada.
Presenta reformas neoclásicas en la calle central que son obra de Torcuato Benjumeda en 1791. Se articula mediante columnas salomónicas y está presidido por la imagen dieciochesca de la Virgen del Buen Suceso, a cuyos lados se disponen las tallas policromadas de San Rafael y San Carlos Borromeo, mientras el ático del retablo se encuentra ocupado por la imagen de San Juan de Dios de estilo barroco.
También, en el interior se encuentran distintas capillas que contienen imágenes muy coloridas que describen vida de los Santos, algunos realizados en azulejos.
En una de las galerías altas se sitúa un oratorio barroco, conocida como la pequeña Capilla doméstica del Hospital, buena muestra de la arquitectura dieciochesca. Construida hacia el año 1770, constituye un pequeño espacio que combina elementos tan valiosos y variados como son los mármoles italianos, los azulejos holandeses de Delf y la rocalla dorada.
Dirección: Calle Hospital de Mujeres, nº 26
Precio: Hospital de Mujeres – gratis
Capilla de Nuestra Señora del Carmen – €1.50
Horario: lunes a viernes de 08.00-13.00h y de 17.00 a 19.30h
Sábados, domingos y festivos cerrado.
El Hospital de Mujeres de Cádiz surgió como institución durante el siglo XVII debido a las necesidades médicas de la población, sobre todo femenina. En un primer momento se ubicó en la actual calle Columela, hasta que el crecimiento urbano y poblacional de la ciudad conllevó que las instalaciones resultaran insuficientes, y se planteó la construcción de una nueva sede.
La iniciativa del proyecto corrió a cargo del obispo Lorenzo Armengual de la Mota, quien tras su muerte dejó un importante legado para que pudiesen comenzar las obras.
Las obras se llevaron a cabo entre julio de 1736 y el 16 de octubre de 1749, fecha en que se inaugura el nuevo Hospital; y el arquitecto designado para la ocasión fue Don Pedro Luis Gutiérrez de San Martín, más conocido como “Maestro Afanador”. Si bien, es necesario tener en cuenta que el edificio ha sufrido distintas remodelaciones hasta llegar a su estado actual, como la realizada en 1909 tras el hundimiento de parte de las bóvedas de la capilla, el salón principal y la fachada, o la acometida en el año 2007 para la restauración de la capilla.
Tiene casi trescientos años de historia durante los que ha acogido a miles de enfermas −especialmente durante importantes y duros acontecimientos como las epidemias del siglo XIX, la Guerra de África, el desastre del 98, o la Guerra Civil española−, y permaneció abierto hasta 1963, momento en que resulta económicamente inviable y el obispo de aquel entonces Antonio Añoveros Ataún tuvo que cerrarlo. En la actualidad funciona como sede del Obispado de Cádiz y Ceuta y de la institución de Cáritas.
El primer elemento que llama la atención es la fachada, que funciona como espacio de representación y relación con la ciudad. Está formada por tres plantas con entreplanta y presenta una composición barroco-popular típica de la arquitectura del momento en la ciudad de Cádiz. En la entreplanta se abren ventanas cruciformes, nada comunes que aportan una gran personalidad al edificio. El cuerpo principal presenta vanos amplios flanqueados por otros dos a manera de ventanas, coronados de frontones rotos con óvalos en sus centros y sustentados por atlantes. Un largo balcón recorre y defiende el frente de los vanos centrales.
El Hospital de Mujeres tiene dos patios comunicados que dan acceso a la Capilla y al resto de dependencias, y entre los que se asciende una escalera de estilo imperial. Los zócalos de ambos patios están decorados con azulejos holandeses mezclados con ladrillos y placas de mármol. En esta parte destaca el Vía Crucis de azulejos sevillanos datado en 1749, cuyas escenas están basadas en grabados italianos y flamencos del siglo XVII.
La escalera, fuente de inspiración para construcciones posteriores, sirve como elemento de comunicación y ascensión, que simbólicamente alude a la subida al cielo de las enfermas tratadas en el recinto.
En torno al patio principal está colocado el Vía Crucis que se ha conservado completo y en perfecto estado hasta ahora. Se compone de piezas de 20×20 cms, cada escena tiene aproximadamente un metro de alto por 0,60 metros de ancho, sin incluir el pequeño medallón interior sostenido por angelitos que indican el número de la estación, ni la cruz que lo corona. Están hechos en terracota vidriada, técnica relativamente frecuente en los talleres sevillanos de mediados de aquella época. Las escenas, protagonizadas por personajes elegantemente estilizados, transcurren en espacios abiertos o entre curiosas arquitecturas que, con un carácter ecléctico, evocan edificaciones sevillanas de la época.
Entre el patio y la fachada se sitúa la Capilla de Nuestra Señora del Carmen, de planta de salón y dividida en tres naves por columnas dóricas de mármol. Contiene un interesante conjunto de retablos, el que ocupa la capilla mayor es obra neoclásica, realizada en madera imitando mármol, y alberga una hornacina con la imagen de Nuestra Señora del Carmen de finales del siglo XVII. Entre la profusión de obras de arte de la capilla, destaca sobre manera el lienzo La Visión de San Francisco, fechada en torno a 1601, obra de El Greco en plena madurez con las formas manieristas tan características de su pintura.
Dirección: Calle Rosario, 10, 11004 Cádiz
Teléfono: +34956213609
Horario Misa: De lunes a sábado (excepto miércoles): 19h
Domingos y festivos: 11.30h
Horario del Templo: Mañanas: de 10.00h a 12.30h
Tardes: (excepto miércoles y domingos): de 18.30h a 21.00h
https://parroquiantrasrarosario.com/
La parroquia tiene su origen en una ermita que desde 1567 existía en este lugar y se llamaba de San Antonio de los portugueses.
Desde mediados del siglo XVII albergó la cofradía de la Virgen del Rosario de los negros, de donde tomó su actual nombre.
Por iniciativa del obispo Antonio Zapata, estas mujeres se trasladan en 1593 a la que sería su nueva morada, el convento de la Candelaria. Tras su mudanza, en su lugar se estableció la Cofradía de los Morenos, y la ermita se empezó a llamar ermita del Rosario.
La ermita tendría una disposición paralela a la actual calle Rosario. Posteriormente las reformas cambiaron su orientación, dándole un giro de noventa grados y haciéndola perpendicular a la calle. Su primera gran reforma el templo la tuvo a principios del siglo XVIII, cuando se convierte en una iglesia de una nave, con mayor entidad que la ermita que había sido hasta entonces. De esa reforma queda la portada de mármoles genoveses.
El exterior de la iglesia presenta una bella fachada coronada por dos hermosas torres y una portada barroca de fines del siglo XVII, obra genovesa. En la portada, de grandes dimensiones, las esculturas marmóreas de la Virgen del Rosario, San Pedro y San Pablo. Perfectamente integrada en la trama urbana, esta iglesia constituye un claro ejemplo de cómo muchos templos gaditanos no se crean como edificios singulares, sino que se encajan en sus manzanas colocando su cornisa al nivel general.
A finales del XVIII, Torcuato Benjumeda se encarga de una profunda reforma del templo, añadiendo dos naves laterales, y estando al frente, como arquitecto de retablos, de un auténtico programa que contemplaba la decoración integra de la iglesia, entre 1783 y 1823.
La parroquia de Nuestra Señora del Rosario incluía, en el ámbito de su feligresía, a los principales órganos del comercio americano como fueron la Casa de la Contratación, el Tribunal del Consulado y la Aduana. Gracias a su privilegiada ubicación, esta parroquia se convirtió en un espacio donde se desarrolló la religiosidad de la burguesía mercantil gaditana, y en ella se crearon varias cofradías integradas mayoritariamente por miembros de este grupo social.
En el interior de la Parroquia destacan tres naves laterales neoclásicas, planta de cruz latina con bóveda de cañón sostenida por columnas toscanas. En la nave central podemos ver el púlpito de mármol y la escalera de madera finamente tallada de estilo barroco.
También, en el interior se encuentran los retablos laterales realizados en mármoles muy coloridos y vistosos.
El retablo mayor guarda la imagen de la Virgen del Rosario del siglo XVIII realizada por maestros provenientes de Génova y a cada lado las imágenes de San Servando y San Germán, patronos de la ciudad destacando un crucifijo y diversos lienzos representando distintas etapas de la vida de Jesús.
Aquí fueron bautizados varios gaditanos que han tenido relevancia dentro de la política nacional como Mendizábal, Emilio Castelar o Segismundo Moret, o como el general George G. Meade de Estados Unidos.
Dirección: Calle Rosario 10-A
Teléfono: 956 222 262
Email: santacueva@obispadocadiz.org
El Oratorio de la Santa Cueva, con sus dos capillas, la penitencial y la eucarística, es un monumento extraordinario dentro de la historia del arte español y la obra cumbre del neoclasicismo gaditano.
Resulta sorprendente, y pocos imaginan, que detrás de su fachada, con más aire civil que religioso, se puedan albergar dos espacios superpuestos tan diferentes entre sí. Todo lo dispuesto en ello: la arquitectura, la escultura, la pintura, las artes decorativas y hasta la música, responden a la perfección, al complejo programa religioso ideado por su fundador, y todo se mantiene tal cual desde su creación en el siglo XVIII.
La historia de la Santa Cueva está vinculada a la cofradía de la Madre Antigua, que tuvo su origen en las reuniones que todos los jueves, al anochecer, tenía un grupo de varones para meditar en la Pasión del Señor. A partir de 1730, los cofrades se instalaron en la parroquia del Rosario, donde en 1756 se descubrió casualmente un subterráneo en el que, tras adecentarlo, continuaron con sus ejercicios de piedad, recibiendo la cofradía desde entonces el nombre de Hermandad de la Santa Cueva.
Su etapa de máximo esplendor comienza en 1771, cuando el venerable sacerdote Don José Sáenz de Santamaría se hace cargo de la dirección espiritual de la cofradía de la Madre Antigua y emprende a sus expensas la construcción del Oratorio de la Santa Cueva.
Nacido en Vera Cruz (México), el Padre Santamaría segundo hijo del marqués de Valde-Iñigo, realizó sus estudios eclesiásticos en la Compañía de Jesús. En 1781, con la ayuda del conde de Reparaz, decidió ampliar la primitiva cueva y reformar la anexa iglesia del Rosario, encargando los planos al arquitecto y académico Torcuato Cayón, maestro de obras de la catedral nueva de Cádiz. Durante el transcurso de las obras fallece Cayón, haciéndose cargo de las mismas, su ahijado y discípulo Torcuato Benjumeda, inaugurándose la capilla subterránea en 1783.
En 1785 muere el marqués de Valde-Iñigo, y al poco tiempo también fallece su hijo primogénito, con lo que el Padre Santamaría, al heredar el título nobiliario y la cuantiosa fortuna familiar, decide añadir a la primitiva edificación la capilla alta, dedicada al culto del Santísimo Sacramento, que fue bendecida en 1796 por el obispo de Cádiz Don Antonio Rodríguez de la Plaza.
La fachada de la Santa cueva se organiza mediante cuatro pilastras de orden toscano gigante que comprenden tres huecos en planta baja y tres ventanas cuadradas en el primer piso. Sobre el entablamento se abren tres ventanas en la segunda planta rematadas por una sencilla cornisa y el pretil de la azotea.
Se accede a la Santa Cueva a través de un pequeño vestíbulo que sirve al mismo tiempo de rellano de la artística escalera de ascenso a la capilla alta, situada por encima del nivel de la calle, y de descenso a la capilla penitencial.
La capilla alta o del Santísimo Sacramento, es de planta oval, está construida sobre la iglesia subterránea y, en contraste con el rigor ascético y penitencial de la anterior, destaca por la riqueza de sus materiales y por la excelencia de su decoración pictórica y escultórica. El altar principal de todo el conjunto se dispone en el eje mayor de a elipse, desde donde preside el espléndido sagrario, con seis columnas corintias de plata en su interior y de jaspe en el exterior. Los muros se organizan mediante ocho columnas adosadas de orden jónico, realizadas también en jaspe. Sobre su entablamiento, decorado con parejas de ángeles, se levanta la cúpula que fue pintada por el italiano Antonio Cavallini, que logró el efecto óptico de relieves en escayola. En los intercolumnios centrales de la capilla se sitúan altorelieves en estuco, que representan las comuniones de San Luis de Gonzaga y de San Estanislao de Kostka, obras de Cosme Velázquez. Bajo el arquitrave, en los lunetos de los intercolumnios restantes, se disponen cinco lienzos, tres de ellos obra de Francisco de Goya: “La multiplicación de los panes y los peces”, “El convite real”, y “La última cena”; y de Zacarías González Velázquez y de José Camarón: “Las bodas de Caná” y “El rocío del maná”, respectivamente.
Por lo que respecta a la iluminación del conjunto, como una muestra más de la estricta sujeción al programa religioso, mientras que en la lóbrega capilla de la Pasión la única luz proviene del lucernario que se abre sobre el Crucificado, iluminándose por la noche con dos lámparas de aceite portada por sendos ángeles, la capilla del Santísimo Sacramento se ilumina durante el día mediante ocho grandes óculos que tamizan la luz en el arranque de la cúpula y por la noche gracias a una magnifica lámpara de cristal de la Granja. En los rellanos de las escaleras se pueden admirar, además, las esculturas de la virgen de la Soledad, Cristo caído bajo la cruz, Cristo atado a la columna y el Buen Pastor, obras de Manuel González el “Granadino”; asimismo, podemos contemplar en el centro de la capilla alta el retrato del Padre Santamaría, y en la hornacina de la calle “La Virgen del Refugio d ellos Pecadores”, obras del pintor alemán afincado en Cádiz Franz Riedmayer. Como remate a toda la obra, el Padre Santamaría quiso enriquecer su Oratorio con una pieza musical que acompaña la predicación de las Siete Palabras en la mañana del Viernes Santo. El marqués de Méritos y el marqués de Ureña, que eran músicos, intervinieron para que el famoso compositor austriaco Hoseph Haydn escribiera su obra “Las Siete Últimas Palabras de Nuestro Redentor en la Cruz”, que se estrenó en Cádiz el Viernes Santo de 1783, convirtiéndose desde entonces en uno de los momentos cumbres de la Semana Santa gaditana por su belleza, hondura y profundos sentimientos de piedad que imprime en el alma de quien, con religioso fervor, une en su interior la meditación de las divinas palabras y la expresividad de esta música incomparable.
Nos encontramos, pues, ante la obra de un sacerdote, inteligente y culto, que supo combinar con sabio equilibrio la cultura, el arte y la fe, y que movido por su profunda devoción y sincera caridad, empleó la inmensa fortuna que heredó, en obras de caridad, de apostolado y de arte sagrado, mientras que él vivía con ejemplar austeridad. Sus restos mortales descansan en la Paz del Señor en el vestíbulo de entrada a la capilla alta, junto al Buen Pastor, a quien tan fielmente imitó en su vida sacerdotal. No en vano a su muerte, en fama de santidad, el pueblo espontáneamente le otorgó el título de venerable Padre Santamaría.
El Ministerio de Cultura, en 1981, declaró todo el conjunto monumento histórico-artístico de carácter nacional.
Dirección: Alameda Marqués de Comillas, 3
Horario capilla: lunes a viernes: 09:00 – 19:30h, sábados y domingos: 20:00h
Horario iglesia: Domingos: 09:30 – 13:30h y 20:30h
Construcción barroca, empezó seis años después de la llegada a la ciudad de la Orden Carmelita, en el año 1737, fue dirigida por el alarife José Bolaños y los trabajos concluyeron en 1762.
Aparte de su importancia artística posee la importancia histórica de ser el templo en el que se celebró el 19 de marzo de 1812 el solemne Te Deum, en acción de gracias por la culminación de la Constitución de Cádiz, que fue proclamada por la tarde ese mismo día.
En el interior la iglesia tiene planta de cruz latina de tres naves. La mayor se divide en cinco tramos, mediante pilastras toscanas, con tribunas en el crucero. Por la ubicación del edificio, frente a la Bahía de Cádiz, su espacio interior goza de una rica y abundante iluminación natural.
Destaca el altar mayor, que aloja en su cuerpo principal un camarín central con la imagen de su titular, la Virgen del Carmen, obra de Gabriel de Arteaga del año 1774.
Tiene importantes retablos laterales que fueron realizados bajo la misma corriente estética barroca, lo cual le confiere un estilo unitario muy interesante.
Exteriormente su fachada es inconfundible, pertenece al estilo barroco gaditano del siglo XVIII y se articula en tres calles, ocupando la central la portada, realizada en mármol y compuesta por dos cuerpos sustentados por columnas jónicas. En la portada principal destaca la imagen de Nuestra Señora del Carmen. Las calles laterales se articulan mediante una superposición de pilastras toscanas pareadas y se coronan con dos espadañas de insólita decoración.
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